fecha de inicio | actividad | pais | lugar | desde - hasta | dias | km | km/ dia | comentario |
25.01.2013 |
Correr |
Chile |
Patagonia |
Punta Arenas - Villa Tehuelche |
3 |
124 |
41 |
|
28.01.2013 |
descansado |
Villa Tehuelche |
1 |
0 |
0 |
dolor en los tendones |
||
29.01.2013 |
Correr, caminar |
Villa Teheulche - Puerto Natales |
4 |
147 |
36 |
fuerte viento en contra | ||
02.02.2013 |
descansado |
Puerto Natales |
1 |
0 |
0 |
|||
Total: correr 258 km, caminar 13 km
| 9 |
271 |
30 |
Lástima que tuve que abandonar el albergue de Punta Arenas. El ambiente allí era muy bueno, había una mezcla muy interesante de gente de todo el mundo, empezando por el dueño; Eduardo que hacía un poco de todo y se encargaba de que todo estuviera a punto. La verdad es que recomiendo fuertemente el hostel Independencia para quien quiera visitar esta parte del mundo. Por desgracia no pude disfrutar más del ambiente ya que tenía muchas cosas relacionadas con el viaje por hacer. Perdí mucho tiempo leyendo las instrucciones de mi nuevo smartphone que compré antes de salir de Australia para actualizar mi página web en las solitarias noches en la jungla. Trabajé duro en la edición de imágenes, transferencia de datos, nuevas aplicaciones... necesité bastante tiempo para todo ello. También estuve jugando un poco con mi nuevo GPS (tras perder el antiguo), aprendiendo a manejarlo y cargando la copia de mi ruta.
Llegó el momento de ponerse en marcha. El plan previsto era que Ewelina me acompañase en bicicleta mientras yo hacía el camino corriendo a su lado. El problema era que Ewelina no tenía demasiada experiencia en viajar en bicicleta. Además, la bicicleta nos la prestó Eduardo por lo que era más adecuada para hombres y tenía que cargar con las maletas de los dos por duros caminos de gravilla y luchar contra los fuertes vientos. Los coches y los camiones nos pasaban rozando a grandes velocidades por carreteras sin arcenes. Hay que decir que los conductores chilenos son bastante respetuosos y no tuvimos mayor problema. Al final, Ewelina lo hizo muy bien y yo conseguí realizar la ruta con mayor comodidad: sin maletas y en buena compañía.
Pero no fué tan fácil correr. Antes del viaje no había podido entrenarme bien y lo noté. Corrí sin darme prisa, a un ritmo de unos 6 minutos el kilómetro y al principio todo iba bien -mejor que en la primera etapa- nada de cansancio, ni problemas musculares ni ampollas en los pies. Pero a medida que iba haciendo kilómetros los problemas empezaron a aparecer. Mi organismo no se adaptó del todo a las dificultades. El dolor en los tendones, especialmente en el pie derecho y en la parte superior de la rodilla, se estaba haciendo insoportable. Cada movimiento, después del cuarto día, significaba llorar del dolor antes del precalentamiento. Además, las rozaduras en las ingles se hicieron tan molestas que dar un solo paso era una auténtica proeza. Así que tuve que sacar el botiquín y utilizar todos mis remedios: proteinas, pomadas y vendajes para poder acabar la etapa.
Hay que decir que durante el recorrido las vistas eran preciosas, sobretodo cuando dejamos la carretera principal y nos adentramos por una pista de tierra. Ante nosotros se abría la pampa en toda su dimensión salpicada por pequeños lagos. Y el viento. Si no fuera por el viento... El viento era tan fuerte que a veces se hacía muy difícil mantenerse en pie y ya no digamos de ir en bicicleta. No podíamos casi ni descansar por no encontrar nada con lo que protegernos de las rachas de viento. Teníamos que aprovechar algunos elementos que nos encontrábamos por el camino, como paradas de autobús, para recuperar el aliento. Una cosa que me gusta mucho de Chile es que a lo largo de las carreteras hay muchas informaciones sobre las distancias, a veces cada 10 km. Era una información muy útil para nosotros porque nos facilitaba la organización de la etapa, los descansos o puntos de encuentro por si a acaso nuestras velocidades fueran diferentes.
Tuvimos algunos problemas con los mapas y con los chilenos que nos íbamos encontrando porque no siempre acertaban con las distancias. Normalmente siempre eran más kilómetros los que nos faltaban de los que nos decían ellos. Pero el esfuerzo valió la pena y conseguimos llegar a Tehuelche. Allí se celebraba un festival y disfrutamos mucho con la prueba de rodeo. Los nativos nos enseñaron su habilidad a la hora de montar los caballos salvajes. Decidimos quedarnos un día más de lo previsto y así dar descanso a mis maltrechos tendones.
Cuando pensamos que lo peor del camino lo habíamos dejado atrás nos encontramos con un viento furioso de hasta 136 kmh. Según los periódicos se trataba de un huracán de grado 2, llegando a cerrar el aeropuerto de Punta Arenas. Era como si te golpearán por todo el cuerpo. Ir en bicicleta solo era apto para héroes y mantener el equilibrio ya era mucho. Correr era igual de dificultoso... Llegó un momento, después de 22 km, que tuve que parar, no podía ni caminar. Parecía un borracho, iba de lado a lado. El viento me llevaba como si fuera un muñeco de trapo. Si al menos lo hubiésemos tenido a favor... pero no fué el caso, el viento nos daba directamente en la cara. Ewelina no pudo más y decidió continuar haciendo auto-stop. Yo llegué horas más tarde a nuestro punto de encuentro, exhausto, mojado, medio muerto. Nos pareció un milagro comprobar que nuestra tienda aún siguiera allí y no se hubiera ido volando. Ahora entiendo el sentido de las palabras: viento patagónico.
Último día. Parecía que el viento había amainado. Salimos de la tienda dando un salto, había que aprovechar, pero aún no habíamos acabado de preparar el equipo cuando empezó a llover y el viento volvió a aparecer. No pasa nada, ya no se trataba del huracán de los días pasados. !Vamos! Hoy nos quedan 22 km hasta el próximo pueblo y no me duele nada!. Después de 45 minutos, paramos a desayunar. Hace frío, así que seguimos moviéndonos. Nos quedan 10 km hasta Puerto Natales. Mi cuerpo se endereza, agrando la zancada, los brazos se mueven con mayor ligereza, el corazón bombea la sangre, la siento palpitar en mis sienes. Abro mi chaqueta sin pensar en el viento polar que azota mi cara. Tengo calor, incremento el ritmo, el terreno me parece llano... Sé lo que está ocurriendo; las emociones se están apoderando de mi cuerpo. Inconscientemente siento el sabor de las frutas, de las verduras y de la carne que me esperan al llegar, empiezo a salibar... pienso en una ducha caliente y es que la naturaleza es maravillosa pero el poder volver a la civilización y sus comodidades es una gran suerte.
pais | dias | alimento | alojamiento pagado (numero) | permisos, admisiones | guias | equipo compra, alquiler | equipo y otras flete | *transporte | otro | total |
Chile | 9 | $232 | (2) $25 | $0 | $0 | $98 | $19 | $0 | $6 | $380 |
enviar bicycleta hasta Punta Arenas $10
enviar bicycleta comida a Villa Tehuelche
enviar comida e equipaje a Puerto Natales